miércoles, 2 de marzo de 2011

Falsa realidad

El efecto del cine: ilusión, realidad e imagen en movimiento. Realismos
CaixaForum Madrid
Del 27/01/2011 al 24/04/2011
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Gema Melgar


CaixaForum merece un reconocimiento por el esfuerzo que está realizando para atraer miradas sobre el cine, como medio de expresión artística. El año pasado pudimos ver El circo de las ilusiones, una exposición monográfica sobre Fellini y ahora continúan su labor con El efecto del cine, una exposición concebida en dos partes, Realismos en Madrid y Sueños que se podrá ver a partir del 18 de Mayo en el CaixaForum de Barcelona.

Son numerosos los cineastas que han explorado en su obra las fronteras entre realidad y ficción o sueño. Bien desde el campo de la ciencia ficción como David Cronenberg en eXistenZ o Wachowski en The Matrix, la animación, en el caso de Richard Linklater en Waking Life, el falso documental, que explora William Karel en Opération Lune, la ficción narrativa, como en The Truman Show de Peter Weir o en un ejemplo más cercano Abre los Ojos de Alejandro Amenábar, o incluso más recientemente en Inception-Origen de Christopher Nolan.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, se ha podido observar que el tema ficción-realidad está siendo reinterpretado por un grupo de cineastas-videoartistas (o valga el término cineartistas), quienes desde un enfoque formal analizan las herramientas de construcción de una narración ficticia, integrándolas en la historia y dotándolas de significación en ésta. En este sentido, desde un enfoque u otro, el tema está siendo abordado de forma recurrente por artistas visuales en salas de exposiciones.

Jugar a ver lo que no es

Los artistas presentados en la exposición en Madrid comparten su interés en el estudio auto referencial del cine, muestran su proyección (audio)visual como reflexión sobre el medio y trastocan las convenciones formales para provocar un extrañamiento en el espectador. Emplazados en una nueva era del cine, heredera de la cámara-pluma de Astruc, los cineartistas ponen en práctica la escritura visual de distintas maneras.

Kerry Tribe se desdobla en cinco actrices para explicar que “yo existo a partir de los otros” y “los otros constituyen quien soy dentro del colectivo”. El montaje con fundidos a negro crea un paso que puntúa con efectividad el texto fílmico, marcando un ritmo de lectura junto a la música.

La instalación de Isaac Julien, que ocupa la sala más grande, aborda la cuestión del montaje por contraposición, casi a la manera primitiva de Eisenstein, la mezcla de imágenes de Burkina Faso junto a las Escandinavia pone en evidencia una vez más como funciona nuestro cerebro. Impresionante calidad de imagen para una idea que aburre más que llegar a alguna parte.
El vídeo de Ian Charlesworth molesta, que es al fin y al cabo lo que se propone, pone el dedo en el ojo, en el mejor sentido de la frase. En John, un actor se ve obligado a interpretar situaciones complicadas que pretenden mostrar la vida de algunos adolescentes de clase trabajadora en el norte de Irlanda. Los momentos en los que el propio actor dice “ lo siento no puedo ponerme en esta situación” provocan empatía y generar una dialéctica sobre la representación de una cruda realidad. La pieza de Omer Fast da otra vuelta de tuerca a este tema, entrevistando a los actores que habitan Colonial Williamsburg, la recreación de una ciudad colonial, sobre la complicación de vivir ciertas horas al día de cara al público en su papel de “esclavo” “ama de casa” o “militar” y otra parte del día siendo ellos mismos.
Tuin no es, en mi opinión, una de las mejores obras de Runa Islam, pero sí que resulta representativa de su trabajo artístico. A lo largo de su carrera Islam ha investigado la deconstrucción del relato cinematográfico y la dualidad realidad-ficción, que le supuso la nominación al premio Turner en 2008.
En New York, New York, New York, New York, Mungo Thomson nos invita a intentar encontrar señales en los vídeos que nos ayuden a demostrar que lo vemos es falso, casi como el juego de distinguir a dos gemelos idénticos, el guiño, aunque simpático, no consigue llevarnos mucho más lejos.
Partiendo también de guiños al espectador, la historia que presenta Julian Rosefeldt logra arrancar varias sonrisas, el video trata el choque cultural como línea narrativa pero lo hace a través de la mezcla de niveles de narración y puntos de vista que sobrepone y mezcla de forma continua, creando confusión pero también generando preguntas al visitante. Así, la proyección que vemos y nuestra mirada de espectador de sala de arte se solapa con la proyección del cine en India, los espectadores allí y su mirada a la cámara que graba y la de aquellos que la miran, que en realidad nos miran a nosotros, o al mochilero,.. un enredo inquietante que nos da que pensar.
La obra más intimista y personal de la exposición es 1st Light de Paul Chan, de forma humilde (comparado con el despliegue de pantallas en las salas vecinas) y sólo por medio de una proyección en el suelo, consigue mostrarnos la historia del comienzo y fin del mundo de una manera inteligentemente poética con la que es fácil simpatizar.

En conclusión, El efecto del cine, ilusión realidad e imagen en movimiento. Realismos llena un hueco pero no convence; la selección es acertada, en tanto que cada artista hace una reflexión diferente respecto a los otros, pero dentro de un tema que ofrecía la oportunidad de incluir a muchos más, por eso la encuentro demasiado limitada.

El problema de una exposición concebida en dos partes reside también en que, en este momento, estamos a medias, y muchos de sus visitantes nunca la verán completa, unos se quedarán con la realidad otros con los sueños y los más afortunados con las dos.

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