miércoles, 2 de marzo de 2011

Wax Boys, Drama Queens and Superstars

Maria Mallol González


Amigos

Elmgreen & Dragset

Galería Helga de Alvear

Doctor Fourquet, 12. 28012 Madrid

Del 20 de Enero al 5 de Marzo de 2011


Que son unos gamberros, pienso cuando veo la que han montado Elmgreen ( Dinamarca, 1961) y Dragset (Noruega, 1968) en la galería Helga de Alvear. Amigos es el título de esta instalación que recrea el ambiente de una sauna gay con crimen incluido. A medio camino entre una escena de CSI y una escena de las películas de Bruce LaBruce, el visitante tantea los vestuarios con las taquillas medio abiertas, calzoncillos en el banco y accede a un segundo ambiente en el que hay dos urinarios con los tubos entrelazados y una estatua de imitación griega clásica. Una neblina de vapor lo funde todo, creando el ambiente húmedo deseable. Finalmente accedemos a la tercera habitación: tumbonas, planta palmera y el muerto en la piscina. Este muerto no es un desconocido para el mundo del arte contemporáneo, es un muerto viajero, que empezó sus merodeos mortuorios en una piscina del jardín del pabellón de los países Nórdicos en la última edición de la Bienal de Venecia en la instalación Los coleccionistas (2009). Gamberros, digo, ¿cuál será el siguiente destino de la figura de cera? Me veo una piscina en medio de Trafalgar Square, donde la pareja artística, ganadora del concurso Fourth Plimpton tiene prevista la instalación de una escultura para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Lástima que ya hayan confirmado que esta vez la escultura será un niño en un caballito-balancín, con el título de Powerless Structure, conectando esta producción con la coherente producción artística de la pareja, que cuestiona en cada obra el contexto social y político en que se sitúa. Volviendo al ex-coleccionista, ahora saunista, muerto en la piscina artificial de la Helga de Alvear me pregunto que se habrán propuesto en esta ocasión. Como su especialidad viene siendo destruir la neutralidad de los cubos blancos de galerías y museos varios para integrar historias con una cierta conexión local entre sus paredes pienso que esta puede ser la segunda parte de los coleccionistas. Veamos la trama de la película: rico y atractivo coleccionista busca artista en galería, ¿le pela el artista por pagarle mal? O, más bien, se trata de recuperar las relaciones humanas como lugar de la obra de arte (Bourriaud dixit). Me siento como un extra en la película, supongo que esto es que, efectivamente, se ha logrado esto de la vuelta a un “paradigma estético” que puede llegar a producir subjetividades colectivas (también Bourriaud). A mí, no sé si me convence, a lo mejor tampoco convenció al muerto.

Toda la iconografía que utilizan, que nos remite indefectiblemente al mundo gay, me hace pensar en las películas de Kenneth Anger, en cómo los referentes varían desde los cincuenta, sesenta a los noventa. Me acuerdo del libro de Juan Antonio Suárez, Bike Boys, Drag Queens and Superstars (University of Indiana Press, 1996) y de cómo el rastro de las vanguardias, la cultura de masas y las identidades gay se cuelan en el cine underground, mayormente neoyorquino, de los 60. Artistas como Kenneth Anger, Jack Smith y Andy Warhol recurrieron a su fascinación por la cultura de masas para la articulación de un mundo gay subcultural y la construcción de sus identidades, deseos y fantasías. Ahora esta pareja de artistas nórdicos están haciendo lo propio, teniendo en cuenta el contexto europeo y de los años 90 cuando empezaron sus andanzas. Digamos que han cambiado las estrellas de Hollywood por una sauna, a Maria Montez por unos boxers de marca. Hay una cierta metodología en sus trabajos, la idea de intercambiar y reemplazar las estructuras, de utilizar esta iconografía con una ironía infinita que provoca una carcajada instantánea que a veces queda congelada. Esto es lo que pasaba, por ejemplo, en la instalación-proyecto The Welfare Show (Serpetine Gallery, 2005) donde la provocación residía en el cuestionamiento de las supuestas bondades de una sociedad del bienestar y las obras rebosaban de cinismo. Los gamberros de Elmgreen y Dragset se dedican a minar al status quo del mundo del arte y de la sociedad consumista posmoderna bajo una apariencia juguetona. En su película Drama Queens (2007) pusieron voz a las esculturas más glamourosas del siglo XX, obras como el Walking Man de Giacometti, los Four cubes de Sol Lewitt o la Caja Brillo Andy Warhol, que se transformaban en divas caprichosas. Fue su particular homenaje al Skulptur Projekte de Münster. Sus obras, muchas con el nombre de “estructura sin poder” juegan a desvirtuar la connotación de monumentismo y piezas maestras del arte contemporáneo, dinamitando tanto el concepto mismo de exhibición mediante el sabotaje del cubo blanco, retratándolo como una convención decorativa y a la vez, consiguiendo que un par de pantalones y calzoncillos tirados por el suelo sean considerados una escultura. La conexión con Duchamp parece patente no tanto por su gusto común por los urinarios, sino por su voluntad de subvertir los preceptos que imperan en los modos de exhibición y los gustos del arte contemporáneo. Son capaces de convertir los Giardini en un vecindario de gente bien. Sabios herederos de la subcultura gay de los sesenta, trasladan la provocación de un motero con pantalones de cuero apretados a unos Calvin Klein arrugados en el suelo de una galería. Si Clement Greenberg levantara la cabeza vería con horror cómo las vanguardias finalmente se han mezclado con lo kitsch y no sólo en LA, sino que en esta mezcla residen algunas de las propuestas más audaces del arte contemporáneo. Gamberrismo, mucho, pero también ironía, mala leche y alguna boutade que nos devuelve a veces nuestra mirada reflejada en esta instalación-trampa. ¿Seguro que quiere ser tomada en serio? A mí me sale la frase estelar con la que el Rabbit de Jeff Koons empieza el Drama Queens: Gott in Himmel… Was ist das? Pues esto, que el descoloque inicial deriva en fascinación inmediata y reflexión posterior, que dada mi predilección por los gamberros y el buen humor hace que disfrute experiencias como ésta, aunque Amigos esté más cerca del divertimento que de la mordaz crítica de The Welfare Show.

No hay comentarios:

Publicar un comentario