martes, 15 de febrero de 2011

CABELLO/CARCELLER

Off escena: Si yo fuera… (Abierto x Obras, Matadero, Madrid)

Política y poética del sujeto imprevisto

CRISTINA ANGLADA

En esta ocasión, Ana Carceller y Helena Cabello se enfrentaban al espacio Abierto por obras del Matadero (Madrid). Lugar, en un principio, espinoso para la tradicional exposición de obras de arte -por su alteridad frente al tradicional cubo blanco-, aunque los debates en torno a este tipo de asuntos ya se encuentren más que superados. En este caso, ellas se lo han tomado como reto proponiendo un trabajo a través de cuyo despliegue se aprecia su saber hacer comisarial, gracias al cual obra y manera de disponerlo espacial y temporalmente juegan un papel juntos notablemente coherente. Un desafío al que han sabido plantar cara de manera muy ingeniosa, aparentemente sencilla pero que da lugar a un desarrollo conceptual y narrativo de gran calado y complejidad.

Nada más entrar en el oscuro, chamuscado y frío espacio nos da la sensación de estar en el lugar de un crimen, uno que parece haberse perpetrado no hace mucho tiempo. Nada más entrar distinguimos un escenario que ya de por sí nos incomoda en su disposición rota y desorientada, que descoyunta la racionalidad ortogonal del espacio original con esas sólidas e industriales columnas que esquematizan ordenando el espacio.

Escenario montado a la manera de frío mecano de rejas de aparente carácter efímero y abandonado, a cuya espalda se despliega la pantalla donde se proyecta el resultado de la obra. Frente a ello, unas gradas donde sentarnos. Desde allí veremos el espacio donde nos encontramos, recorrido por la cámara y por sus personajes; vivido y proyectado en un tiempo pretérito en gerundio y presente doblado, produciéndose una sensación confusa a cerca de la experimentación espacio-temporal de la realidad y sus ficciones. A su vez el espacio se resignifica como continente, soporte y propia obra.

Ellas ya anuncian al comienzo de este teatro filmado, (¿o es un cortometraje?) que lo que vamos a ver es una ficción, y que como tal, se acentuarán los elementos de artificio. Nos encontramos de frente a un proyecto que aúna elementos del cine del nuevo realismo y de teatros experimentales de la etapa de entreguerras y también posterior. Encontramos juegos constantes entre artificio y realidad: personajes reales que hacen de actores, escenario desnudado y esencial que a su vez remite metafóricamente al encierro carcelario, diálogos guionizados que podrían ser resultado de situaciones espontáneas… todo ello para poner sobre el tapete cuestiones y problemáticas de acepción duplicada: individual y social.

En realidad lo que han hecho con este juego visual y procesual es crear el espacio de representación donde la subalterna por excelencia (mujer, clase baja) o “sujetos imprevistos” que habitan fuera de escena (off escena) quizás pueda al menos intentar hablar durante lo que dura la proyección. En este caso, no es sobre el texto académico en blanco a rellenar a la novedosa manera de Spivak, sino, sobre el escenario grabado, sobre el espacio de representación a través de la dislocación del discurso del que ya habló Mulvey y del que reconocen ser conscientes y haber tenido en cuenta las propias artistas. Como bien sabemos, el cine es el resultado de una estructura patriarcal, mezcla de juegos y sistemas de identificación a través de modelos en esa idea de la configuración del sujeto lacaniano. Cabello/Carceller, a la manera posmoderna desconfían, sospechan y se suben al carro de las rupturas del lenguaje hegemónico, desarrollando nuevas maneras de narrar a través de sus grietas, generando nuevos modelos de identificación. En este caso a través de la herramienta de la ficción y la libertad que su uso concede.

El ámbito social al que se acerca el tema a través de las cuatro protagonistas estaría cerca de aquel que actualmente sufre un éxito hipertrofiado dentro del reality, los talk shows y el cine, una nueva atención, aunque estereotipada y vestida de carácter heroico de la nueva luchadora víctima del sistema capitalista, personaje del barrio de aspiraciones sencillas y honestas, la superviviente, la Aida, la soy soy la Juani, Candela Peña en Princesas o Bibi Andersen en Tacones Lejanos. … Todo ello ligado a esa nueva manera de mirar a este sujeto imprevisto que ha pasado del off a la escena. En este casi se trataría de la mujer de clase baja, superviviente tras ocupar siempre el papel de víctima de las circunstancias y siempre por ello marginalizada, múltiples veces (género, clase, nacionalidad). El populismo popularizado es aquí muy tenue, al trascenderse lo anecdótico y hablar ya no solo de problemáticas sociales concretas, sino universales como son la libertad, o más bien la ausencia y privación de ella.

En uno de los momentos, una de ellas, dibuja con calma y afecto lo que será el lema de la acción: un Pregunta y Habla que actúa de giro afirmante resignificando lo que en un principio era la negación recomendada: Dont ask, Dont tell que propone el sistema del ejército estadounidense (y más allá) para los homosexuales del cuerpo. Si deseas mantenerte en el sistema, chitón. Con este manifiesto que recorre la pared formalizándose y pasando a los ojos en su asimilación grata en cada una de las protagonistas llegamos al momento en el que un punta pié nos/las despierta de ese sueño que fue pensar esa frase y tras ello, el regreso de la frustración.

El subtítulo y tema principal If I was a rich (man)… de la obra, alude y recuerda tanto al famoso musical del Violinista en el tejado como al sueño mainstream preferido en términos capitalistas. En la obra es cantado por sus protagonistas, asumiendo la masculinidad de género del discurso tan evidente en inglés y más sutil en su traducción cantada al español. Y es que deben ser así los factores de tal condicional apuntando de nuevo a identificaciones y sobretodo al sujeto insider por excelencia: hombre blanco, hetero, clase alta.

Destacaría la manera en la que el colectivo se ha acercado a un tema esencialmente social sin caer en el típico dominante uso y tratamiento documental. Ellas se alejan de la habitual moda de arte pretendidamente político y social y a la vez de sus fallos y falsedades, situándose más cerca de la manera de un Brecht en ese aunamiento de política y estética. Con este proyecto deseaban conferir de poética a ese colectivo y no únicamente de una política. Y eso es un acierto total.

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