lunes, 14 de febrero de 2011

soñar Otras realidades

Lidia Mateo Leivas

CABELLO/CARCELLER

Off Escena: If I were…

Abierto x Obras, Matadero

Del 21 de enero al 13 de marzo de 2011

Iba ayer leyendo en el tren con toda la concentración y la relajación que este (no)lugar me permite, cuando un hombre –aparentemente rumano- dejó sobre el asiento que estaba a mi lado un paquete de pañuelos junto con un pequeño papelito en el que contaba, grosso modo, las penas y dificultades de su vida. Mi primera reacción fue pasar olímpicamente, demasiada gente solicita nuestra caridad a lo largo del día y yo sólo soy una estudiante que tiene suficiente con lo suyo. Con la conciencia más tranquila, llegué a recordar que el día anterior había necesitado pañuelos y los había acabado. Recordé también que llevaba un euro suelto en el bolsillo del abrigo al que había estado dándole vueltas desde que salí de casa y llegué a la estación de tren. Así que, reconociendo mi cinismo previo, saqué el euro del bolsillo y lo dejé junto al paquete de pañuelos. Entonces, algo curioso sucedió. Noté que la mujer sentada frente a mi se quedó mirando, yo seguí leyendo como si no me hubiera percatado, pero la verdad es que ya prestaba más atención a sus movimientos que a lo que me contaba Lo que queda de Auschwitz. Tras unos treinta segundos escasos de titubeos, la señora abrió su bolso, cogió un euro y lo situó al lado del paquete de pañuelos que el rumano también había dejado junto a su asiento. Otra mujer, sentada más hacia mi derecha, observó el movimiento de la primera señora y, como sucede en el efecto dominó, vino a repetir la filantrópica acción. Yo no pude evitar sonreír. La verdad es que no sé qué se esconde detrás de esta solidaria reacción en cadena, y en el fondo me da igual, sólo me interesa el hecho de cómo una pequeña acción ha conseguido visibilizar la figura de un personaje de la sociedad que es en verdad invisible, que vaga a nuestro alrededor pero que no vemos, un sujeto que es inexistente o que, más bien, forma parte de una realidad que la mayoría de nosotros ni queremos ni podemos habitar.

Estos actos de visibilización se llevan a cabo de manera consciente y activa en el mundo del arte contemporáneo de manos de artistas como, por ejemplo, Cabello y Carceller. Su obra, presentada en Matadero y titulada Off Escena: si yo fuera, es buena prueba de ello. Esta pieza, concebida como site specific, es una vídeo instalación en la que se proyecta continuamente un vídeo dentro de la misma sala en la que fue rodado, el espacio destinado a Abierto por Obras de Matadero. Sólo hicieron falta unos andamios, un escenario descentrado y ( ¿por tanto? ) desorientado y cuatro presas del Centro Penitenciario de Alcalá Meco, para llevar a cabo una ficción que resultaría ser más realista de lo que a priori puede resultar y que posee una gran complejidad y abstracción conceptual.

El vídeo en sí huye del lenguaje documental convencional y se presenta como una ficción a medio camino entre el cine y el teatro de tintes brechtianos. Las reclusas representan la realidad de su cautiverio y (re)crean por tanto su propia identidad, tan ausente de referentes dentro del discurso dominante; ellas mismas elaboran su imagen en el vídeo en el que pueden además verse por fin representadas a modo de espejo lacaniano. El espacio alberga además las huellas de su misma actuación. En la pared se puede leer pregunta y habla, como forma de oposición y resistencia al don’t ask, don’t tell que tantas veces exige el sistema siempre que quieras mantenerte dentro de sus límites. La música está también presente en la obra mediante la adaptación de If I were a rich man del musical El violinista en el tejado. La canción, representada por una de las reclusas, expresa la idea de que si yo fuera un (hombre) rico sería parte del sistema, y tendría más poder y más capacidad de acción para, por ejemplo, tener más posibilidades de no pasar por la cárcel. Pero este no es el caso, y las reclusas, carentes de recursos y de capacidades o repercusión mediática alguna, se ven obligadas a representar a esa parte de la población a quien nadie que se precie debería parecerse. El (hombre) rico no es sino otra forma de llamar a lo que hoy en día se establece como varón, blanco, heterosexual y de clase media o, lo que en su día se denominó WASP en EEUU (white, anglo-saxon protestant); aquellos que hablan en primera persona y pueden sentirse orgullosos de establecer la pretendida e impuesta objetividad, aquellos que por supuesto no forman parte de la otredad.

No es la primera vez que Cabello y Carceller centran su trabajo en poéticas de exclusión de género, sin embargo, en esta obra, la extrapolación supera las fronteras entre lo masculino y lo femenino para enfocar todo aquello que queda, en términos cinematográficos, fuera de campo. Así, el propio título, Off Escena, alude a todo el que queda fuera del sistema dominante. Son (o somos) los sujetos imprevistos, los invisibles, los outsiders, los lossers, excluidos, vencidos, sin nombre, sin rostro, los que no cuentan, los que nunca eligieron no ser, en el sentido de no ser parte de esta realidad, sino de otra dimensión, como el rumano que pasea tren arriba y tren abajo, esperando a que alguien le mire a los ojos y encuentre en su mirada el reflejo de un igual, de una persona real, visible y corpórea, que existe junto a nosotros en una misma dimensión, aunque a veces cueste tanto visualizarlo.

Poéticas, que no política (aunque también), de aquellos que resisten, para demostrar que mantenerse en los márgenes, aunque más cansado y globalmente desprestigiado, es una experiencia más grata que no preguntar, que quedarse callado, que someterse y agachar la cabeza formando parte de un sistema que te acoge pero que niega tu propia realidad y tu identidad. Poética de la resistencia, de la subjetividad y de la capacidad de soñar otras realidades.

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